jueves, 31 de marzo de 2011

Relato de una mutilación en la UES


JeanCarlos Hernández


Entrar al campus de la Universidad de El Salvador nunca había sido tan extraño como el pasado lunes 21 de marzo. Ese día, el recinto académico abrió sus puertas, luego de una ocupación que supuestos estudiantes llevaron a cabo como medida de presión para que se abrieran más cupos.

Misma manifestación que terminó en una  intervención de miembros de la
Unidad de Mantenimiento del Orden, y con ello una exhaustiva y minuciosa inspección en todos los rincones de la única universidad pública de El Salvador.
Sin embargo, regresar luego de 12 días de cierre esta vez no fue igual. Los diversos puestos de ventas, las fotocopiadoras y otros negocios que eran parte del alma máter ahora estaban cerrados.
Los típicos puestos de ventas que antes ofrecían desde “tortillitas preparadas” hasta “sandwich” de pollo, ahora tenían capas negras sobre los andamios. Como si los dueños los hubieran dejado abandonados, con una promesa de volver pronto.
Al pasar por el pasillo que conduce del edificio de Psicología al de Idiomas, se extrañaban los típicos halagos de las vendedoras al paso de los estudiantes. “¡Y ahora nada, lindo!”… “¡Qué va a llevar mi amor, algo de tomar?”… ofrecimientos que ahora sólo son un eco en los recuerdos de muchos universitarios.

Según medios escritos locales, citando al rector de la UES, Rufino Quezada, durante la requisa que se realizó en el campus se encontró, además de nueve granadas hechizas, una caja con medicamentos del Instituto Salvadoreño del Seguro Social, y el ingeniero no descartó que dentro de los locales de fotocopiadoras y otros negocios hubiera también droga.
El hallazgo de los medicamentos llevó una sesión extraordinaria del Consejo Superior Universitario el 14 de marzo pasado, en donde se tomó un acuerdo que literalmente dice “Análisis y aprobación del plan de desalojo y ordenamiento de las instalaciones de la Universidad de ElSalvador”.

Con ello, se oficializaba la clausura y cierre de los locales de gremios, ventas y fotocopiadoras al interior de la UES, teniendo como principales afectados de esta estrategia a la misma comunidad universitaria.

“¿Y las ventas, que ya no las van a abrir?”… “Allí sí la regaron porque a uno le va a tocar estar yendo hasta afuera a sacar las copias” son algunas de las conversaciones que, a tres días de implementada la medida, se siguen escuchando en los pasillos del recinto académico.
Las medidas tomadas por las autoridades universitarias fueron tan contundentes que incluso el rotativo local, La Prensa Gráfica lo califica como “El afán de poner orden” dentro de la Universidad de El Salvador. Y es que desde este lunes 21 también todos los estudiantes tienen que identificarse para poder tener acceso al campus.

De esta forma, la única pública, y aún autónoma, Universidad de El Salvador, podría sumar en los próximos días una “mutilación” más: la de los puestos de café y pan dulce en las esquinas, de los pequeños chalets cuyas dueñas se peleaban a la clientela y de las fotocopiadoras. Comercios que, aunque no forman parte directa de la vida universitaria, sí son un gran aporte para los académicos, ya que ofrecen más cerca los productos y servicios que se requieren para una mayor eficiencia en los estudios.


Así, el Consejo Superior decidirá cómo se llevará a cabo el reordenamiento interno de la UES, mientras la Alcaldía capitalina también pretende establecer un orden en los locales alrededor del Alma Máter. Los resultados de estos cambios se verán posiblemente en este ciclo I-2011 que tanto ha costado iniciar.

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