La investigación parte del supuesto de encontrar algo nuevo, estudiar un fenómeno desde otro punto de vista, construir conocimiento, de la oportunidad que la teoría se convierta en práctica. Sólo intentando nuevas habilidades, podemos avanzar.
Gracias a la vocación de muchos investigadores, la realidad es descifrada y se encuentra respuesta a lo que, como seres humanos, nos inquieta saber. Y todo, por la iniciativa de alguien que vio diferente lo que a simple vista muchos ignoran.
Los periodistas tienen la importante tarea de acercar a la gente esa realidad compleja, que es objeto de investigación por sí mismo, de difundir y promover el trabajo de los investigadores en toda área, como parte de nuestra responsabilidad en la sociedad para formar e informar.
¿Cuál es entonces, el momento en el que el periodista debe pasar de la cobertura rutinaria a la investigación aplicada a su práctica? El esfuerzo de ir más allá del hecho, por leve que sea, ya es un punto de quiebre para comenzar a hablar de un cambio. De una manera de comunicar más integral, completa y real.
Hay que retomar ese rol social que va más allá de la producción de noticias, para trascender al plano del conocimiento de nuestro entorno. Una necesidad cada vez más evidente, en un país acomodado que debería producir para su desarrollo, en un contexto donde la difusión y la promoción se hacen fundamentales, en base a la premisa de que el conocimiento es poder.
Saber que una recepción más crítica de la información será la base no solo de un mayor esfuerzo para profesionalizar nuestro trabajo como periodistas, sino también del despertar de ese “gusanito de la curiosidad” que te hace sentir el placer de hacer periodismo y recordar por qué elegiste este camino.
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